Hacer obras en la vivienda principal no es algo común, por suerte, de manera que somos pocos los que sabemos cómo preparar la casa para una reforma, algo que debemos hacer nosotros con el fin de no olvidarnos del más mínimo detalle.
Las acciones por llevar a cabo van a depender mucho del tipo de reforma y de si podemos dejar o no vacía la vivienda, por lo que vamos a contemplar todos los escenarios.
Lo mejor siempre es vaciar la casa
A la hora de hacer una obra integral en el hogar, lo mejor es vaciarlo por completo, algo que no está al alcance de todos y que además conlleva mucho trabajo.
No sabemos la cantidad de enseres que acumulamos hasta que los tenemos que sacar, pero lo cierto es que podemos dejarla vacía con ayuda de familiares y amigos, pidiendo que nos guarden los muebles, alquilando un guardamuebles o incluso algún garaje o casa barata si la encontramos.
De esta manera, nosotros estaremos tranquilos y los obreros trabajarán con comodidad sin nada por el medio, lo que les permitirá ser más eficientes.
Hay que proteger lo que no podamos sacar
Debemos de proteger todo aquello que no nos llevemos en el caso de que no sea posible vaciar la casa, y si es viable almacenarlo en una habitación que no se vaya a tocar, pudiendo ir cambiando los muebles conforme la obra avance.
En este caso es muy importante adquirir plásticos grandes que se pueden encontrar en las tiendas de bricolaje. Con varios paquetes y cinta de embalar vamos a proteger todo lo que dejemos de la suciedad y del polvo.
Si pensamos que se pueden llevar algún golpe, podemos ponerles mantas por encima o comprar mantas para mudanzas, que son muy resistentes a los impactos, roces, etc.
No es una buena idea convivir con la obra
Hay que plantear la intervención de manera que no estemos en casa. Por eso, una de las ventajas de reformar en verano es que podemos irnos de vacaciones y dejar la vivienda a los obreros.
Tratar de convivir es inviable, en especial si se va a trabajar en el baño o en la cocina y no tenemos dos estancias de cada tipo, de forma que hay que irse de vacaciones o repartir a la familia entre las casas de los amigos o los familiares.
Otra opción es optar por un alquiler de corta duración, una vivienda que también nos puede servir como almacén para nuestros enseres.
Si vivimos en una comunidad, hay que hablar con los vecinos
Aunque nos basta con el permiso de obras, en el caso de que vivamos en un piso, lo mejor es charlar con los vecinos, con el fin de explicarles que vamos a iniciar una reforma y la duración estimada.
Además, no debemos olvidar que en este caso no solamente hay que preparar la vivienda antes de una reforma, sino que hay que hacer lo propio con el ascensor si los trabajadores lo van a usar y lo mismo con las zonas comunes, sin olvidarnos de la suciedad que genera una obra y que habrá que limpiar.
Hay partes de la vivienda que conviene resguardar
Los albañiles tratarán de ser cuidadosos, pero no pueden hacer milagros. Por eso hay que trabajar para proteger algunas partes de la vivienda como los marcos de las puertas, las ventanas, rodapiés o incluso el suelo.
Para ello, lo mejor es hablar con los albañiles, los cuales nos darán las indicaciones necesarias dependiendo del trabajo que vayan a llevar a cabo y nos explicarán con qué materiales podemos proteger los elementos que no se puedan desmontar o se queden en la casa.
Si tenemos objetos valiosos nos los llevaremos
Durante la reforma es más que posible que los objetos que queden en la vivienda den muchas vueltas, lo que supone que se pueden perder.
No hay que olvidar que la puerta de la vivienda estará abierta, de manera que cualquier persona accederá de forma sencilla al interior, y que un objeto que nosotros tenemos en alta estima para un obrero puede parecer algo a tirar al contenedor.
Es mejor tirar a la basura o donar todo lo que no usamos
Cuando nos preguntamos cómo preparar la casa para una reforma, lo último que se nos ocurre es que vamos a necesitar un camión de grandes dimensiones si nos lo queremos llevar todo y guardarlo, con el pensamiento de traer estos trastos de vuelta cuando la obra finalice.
Así, una buena idea es tirar todo aquello que ni siquiera recordábamos que teníamos, vender lo que tenga algún valor o donar lo que pensemos que puede ser útil.
Existen muchas respuestas a la pregunta de cómo preparar la casa para una reforma. Lo ideal es sacarlo todo e irnos, pero a veces no se puede hacer esto y habrá que tratar de proteger nuestros enseres lo mejor posible, evitando que sufran daños.